La fiebre es un aviso de posible infección o inflamación, pero suele ser banal y de tratamiento fácil con analgesia llamada ‘de primer escalón’ (paracetamol, ibuprofeno o metamizol), explica a CuídatePlus Juan Carlos Montalvá Barra, coordinador del Grupo de Trabajo de Urgencias de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).
Para aclarar conceptos, se considera fiebre una temperatura corporal superior a 38,3ºC en varias ocasiones como respuesta fisiológica del organismo a diversas causas: infecciosas, inflamatorias, tumorales… También es importante definir “febrícula”, que incluye el intervalo de 37ºC a 37,9ºC.
Las causas por las que aparece la fiebre pueden ser múltiples, según repasa Montalvá son las siguientes:
Es clásico asociar la fiebre a convulsiones febriles infantiles, pero no solo es en niños si tenemos en cuenta que una fiebre continuada puede alterar el estado de conciencia del paciente, y provocar cefaleas, convulsiones, pérdida de fuerza… Por tanto, un adulto no está exento de problemas neurológicos por la fiebre.
Inicialmente, cuando una persona presenta fiebre, el coordinador del Grupo de Trabajo de Urgencias de Semergen cree necesario que nos hagamos tres preguntas:
“Una vez clarificamos esto, lo primero es aplicar medidas físicas (compresas empapadas en agua fría a nivel de frente, pecho y hombros, baño de agua templada y quitarse ropa), medidas generales (reposición de líquidos con ingesta de agua, bebidas isotónicas, zumos…) y, finalmente, medidas farmacológicas (paracetamol, metamizol o antiinflamatorios)”, explica Montalvá.
“Efectivamente, un baño con agua templada -no precisamente fría- puede hacer mejorar el intercambio dérmico y mejorar la temperatura corporal, evitando la deshidratación que provocaría el sudor que intenta neutralizar ese aumento de temperatura media”, dice el experto.
Fundamentalmente, estas son las cosas que no se deben hacer cuando se tiene fiebre, tal y como indica Montalvá:
El miembro de Semergen comenta que se ha generalizado el uso de alternancia de paracetamol e ibuprofeno porque parece doble el efecto primario de analgesia, antitermia y antiinflamatoria que poseen ambos fármacos. Pero la realidad en la práctica dice que el uso de paracetamol de 500 mg o 1 g cada 8 horas puede controlar perfectamente el cuadro febril en tres días. “Asociarlo a metamizol 575 mg o ibuprofeno 600 mg parece que refiere inicialmente la bajada, pero no tienen el mismo efecto temporal el ibuprofeno (unas 4 horas) que el paracetamol (unas 8 horas), por lo que, personalmente, soy más de recomendar paracetamol 1 g cada 8 horas y, en caso de complicación con cefalea o malestar, añadir metamizol 575 mg en una o dos tomas al día”, especifica.
“Con medidas físicas e hidratación abundante podemos controlar más o menos bien la temperatura, pero creo que es necesario el uso de analgésico tipo paracetamol/ibuprofeno o metamizol al menos durante los primeros tres días (tiempo que dura una viriasis estacional)”, señala el coordinador de urgencias de Semergen.
Profundizando en la importancia de beber muchos líquidos, Montalvá afirma que hay una alteración de niveles hidroelectrolíticos por causas diversas, la mayoría de veces infecciosas víricas, que obligan al paciente a hidratarse con mayor intensidad, y con una buena hidratación evitamos subidas altas de temperatura.
En caso de infección, el riesgo de no tratar es que esta infección aumente y las complicaciones aparezcan con más facilidad.
Acudiremos al médico de asistencia primaria ante febrícula o fiebre de menos de tres días de evolución que no ceda a paracetamol o ibuprofeno en 48 horas; es decir, si tras dos días de analgesia, no mejora.
El sistema de urgencias está indicado cuando esa fiebre, a pesar del tratamiento puesto al menos 48-72 horas, no responde o aparecen complicaciones. “¿Qué consideramos complicaciones para acudir al hospital? La alteración del nivel de conciencia, desorientación, estupor, presiones arteriales con tensión arterial sistólica (TAS o tensión alta) menor de 100 mm hg, taquicardia mayor de 120 pulsaciones por minuto, crisis convulsiva, sospecha de infección bacteriana sin respuesta o si aparece un rápido deterioro del estado general”, enumera Montalvá.
Sin duda, los pacientes inmunodeprimidos por patología tumoral o por enfermedad crónica evolutiva deben estar especialmente atentos a las tomas de temperatura por ser la fiebre el primer aviso de progresión de su enfermedad o de sobreinfección. Por eso, el miembro de Semergen cree aconsejable en estos casos que “acudan directamente al servicio de urgencias del hospital para poder ser atendidos y realizar rápidamente las pruebas complementarias necesarias para controlar la enfermedad”.
A modo de ideas finales, Montalvá ofrece estas recomendaciones para la población general: “Siempre que iniciamos un cuadro de fiebre, hay que poner en marcha medidas físicas, hidratarse bien y, si la temperatura es mayor de 37,5ºC, hay que empezar con paracetamol de 500 mg o 1 g cada 8 horas”.
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